Joan Mir enfrentó un día lleno de desafíos y expectativas no cumplidas en el MotoGP de Portugal. A pesar de un comienzo prometedor en la práctica libre de la mañana, donde logró asegurar un lugar dentro de los diez primeros en medio de problemas generalizados de agarre, la sesión de la tarde resultó ser un fuerte contraste con su rendimiento inicial.
Mir expresó su decepción, destacando la lucha por encontrar el equilibrio y control de la moto. «Esta tarde fue muy difícil. Esperaba mucho más», admitió. El problema principal parecía ser la incapacidad de la moto para detenerse y luego el posterior giro al acelerar. Mir encontró difícil señalar dónde podría marcar la diferencia como piloto, dado el deslizamiento persistente independientemente de cómo abordara el frenado o la aplicación del acelerador.
En su ataque de tiempo, Mir quedó rezagado detrás de Francesco Bagnaia, logrando mantenerse al día hasta las últimas curvas donde perdió tiempo significativo, terminando finalmente con un 39.1 en comparación con el 38.6 de Bagnaia. Esta brecha, particularmente pronunciada en las últimas dos curvas, aumentó su frustración. Mir también señaló que la topografía única de la pista, con sus subidas y bajadas, no necesariamente exacerbaba los problemas de estabilidad de la moto. En cambio, señaló la aceleración como el principal área de lucha, descartando la noción de que los cambios de elevación del circuito fueran un factor contribuyente.
Cuando se le preguntó sobre la implementación de nuevos componentes destinados a mejorar el rendimiento de la moto, Mir confirmó su uso pero moderó las expectativas. «Sí, esperaba más», dijo, indicando que las mejoras anticipadas no se materializaron durante las primeras carreras. El enfoque de estos nuevos elementos era mejorar la estabilidad en la entrada de las curvas y aumentar el agarre en los bordes. Sin embargo, Mir observó que estos ajustes no produjeron el impacto positivo que esperaba bajo las condiciones actuales.
El compañero de equipo de Mir, Takaaki Nakagami, mencionó una diferencia en la naturaleza del giro de la moto en comparación con el año anterior, sugiriendo un cambio en el ángulo de giro. Sin embargo, Mir enfatizó un problema más fundamental: su incapacidad para mantener el control sobre la moto sin seguir de cerca a otro piloto, un problema que parecía persistir desde el año pasado.
Al concluir su informe, Mir reconoció la brecha significativa con los líderes de la carrera, un déficit de un segundo, que describió como «un drama» en el competitivo mundo de MotoGP. A pesar de los contratiempos del día, Mir se mantuvo comprometido en buscar mejoras y ajustes para el día siguiente, con la esperanza de lograr un mejor rendimiento.