Serena Williams Durante su visita a París para los Juegos Olímpicos, a Williams y su familia se les negó la entrada a un restaurante llamado The Peninsula. Sin embargo, el hotel se disculpó más tarde por las molestias causadas, afirmando que su área de la azotea estaba completamente reservada. Un fan señaló que el sitio web del hotel contradecía esta afirmación, ya que afirmaba que no aceptaban reservas para la azotea. Esta situación ha generado un debate sobre quién estaba equivocado.
A pesar de la genuina preocupación de Williams, es justo decir que el hotel en sí no ha presentado la situación real. Sin embargo, esta no es la primera vez que alguien contradice las declaraciones de Williams. En 2018, Serena Williams fue acusada por el árbitro de silla de hacer trampa, lo que llevó a una acalorada discusión que causó controversia en el juego histórico.
En su 31ª final de Grand Slam, Williams sufrió una sorprendente derrota contra la joven de 20 años Naomi Osaka, quien se convirtió en la primera mujer japonesa en ganar un campeonato importante. Williams fue multada por tres violaciones consecutivas del código, comenzando con la acusación del árbitro de silla Carlos Ramos de que estaba recibiendo instrucciones de su equipo. Williams negó vehementemente esta acusación, lo que empañó el partido.
Ella declaró: «Entiendo por qué podrías haber pensado que eso era una instrucción, pero te aseguro que no lo es. No hago trampa para ganar». Como las deducciones de puntos afectaron el puntaje, Williams exigió una disculpa, afirmando: «Me debes una disculpa. Nunca he hecho trampa en mi vida», y luego acusó al árbitro de silla de ser un ladrón por quitarle un punto.
Ahora, avanzando hacia el presente, la controversia que rodea a Williams ha tomado un nuevo giro. La interpretación del fan ha descubierto un defecto en las disculpas del restaurante, agregando una capa adicional de misterio a una situación ya compleja.
Foto de Serena Williams en Instagram