Chase Elliott es el último representante restante de las ilustres líneas en el mundo de la NASCAR. A lo largo de la historia del deporte, ha habido innumerables pilotos superestrellas que provienen de familias legendarias del automovilismo, como los Petty, Earnhardt, Wallace y Allison. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta tendencia ha disminuido, dejando solo a Hendrick Motorsports como la última fortaleza de estas grandes líneas.
Aunque nacer en una familia de pilotos puede otorgar ciertas ventajas y acceso, también viene con una tremenda carga. Estos pilotos deben esforzarse constantemente por estar a la altura del legado y los logros de sus predecesores. Chase Elliott, en particular, enfrenta la tarea aterradora de igualar el rendimiento excepcional logrado por su padre, un ex campeón. Para otros, esta vara puede parecer inalcanzable.
En un episodio reciente del podcast Happy Hour con Chase Elliott, el campeón de la Cup de 2014 discutió la inmensa presión que pilotos como Elliott y Dale Jr. enfrentan. Expresó que esta presión es injustificada y algo de lo que estos pilotos no pueden escapar.
En el mismo podcast, Chase Elliott compartió que su pasión por el automovilismo proviene de la naturaleza competitiva del deporte. Enfatizó que esta motivación ha sido una fuerza constante en su vida desde la infancia.
Como piloto del auto número 9 de Hendrick Motorsports, Elliott ya ha emergido de la sombra de su padre y ha establecido su propio legado al ganar campeonatos. Sin embargo, aún tiene mucho más que aportar al deporte y a los fanáticos que lo han abrazado. Sin duda, les encantaría verlo terminar su carrera como un campeón múltiple.
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