La Mini volvió a desafiar a Alexandre Farto, un artista portugués de renombre internacional, también conocido como Vhils, para dejar su huella única en un vehículo clásico de la histórica marca británica.
El resultado de este desafío se llama «Tracery», un término en inglés de la arquitectura gótica – un estilo arquitectónico marcado por una decoración ornamental estructural – que define el «encaje» permitiendo aberturas hacia el exterior, filtradas por vidrieras y rosetones. En el caso de la obra que Vhils acaba de revelar, el término enfatiza la perforación de la piel del automóvil, representando elementos característicos de la obra del artista.
Para la creación del concepto de esta instalación artística, Vhils viajó a Oxford en septiembre del año pasado para visitar la fábrica de Mini, donde tuvo la oportunidad de elegir el modelo que sería su «lienzo». La elección recayó en un Mini MkI de 1965. Un automóvil revolucionario en su época, por su simplicidad.
Para la creación del concepto de esta instalación artística, Vhils viajó a Oxford en septiembre del año pasado para visitar la fábrica de Mini, donde tuvo la oportunidad de elegir el modelo que sería su «lienzo». La elección recayó en un Mini MkI de 1965. Un automóvil revolucionario en su época, por su simplicidad.
Para la ejecución del concepto, Vhils y su equipo contaron con la estrecha colaboración de Rusty Soul Garage, un taller de arte automotriz especializado en la restauración de vehículos y con experiencia en trabajar con vehículos de la marca británica. Esta obra llevó seis meses en completarse, siendo necesario perforar alrededor de 30,000 agujeros en los diversos paneles del vehículo.
Presentada oficialmente en el Vhils Studio el pasado miércoles 20 de marzo, esta obra surge como resultado de una colaboración artística meticulosa que enfrentaba un desafío especialmente exigente: trasladar el estilo inimitable de Vhils, a menudo esculpido en fachadas de edificios urbanos, directamente a la carrocería de un Mini clásico.
“Mini se define desde su origen por su lado icónico e irreverente. Es una marca que siempre mira hacia el futuro sin olvidar su legado. Por otro lado, Vhils tiene un trazo único, que nos ha dado creaciones que dejan su marca profunda en el paisaje urbano. Para Mini, que tiene en la ciudad su territorio natural, encontramos aquí una combinación de elementos que nos une. Y en el caso de «Tracery» en particular, es con orgullo que miramos el resultado final de este desafío que lanzamos a Vhils y su equipo”, destaca Gonçalo Empis, Jefe de Mini Portugal.
Este Mini clásico transformado en obra de arte por Vhils estará en exhibición en algunos concesionarios oficiales de la marca, de Norte a Sur del país, en una primera fase, y posteriormente se integrará en la colección internacional de Mini, donde podrá formar parte de futuros eventos y exposiciones que involucren a la marca a nivel mundial.